Inquietos, apasionados, y tremendamente persistentes, son algunas de las cualidades que caracterizan a los emprendedores. Se trata, sin duda, de personas creativas con capacidad de visualizar su proyecto profesional, y que asumen el factor “riesgo”, que lleva implícito la decisión de realizar su sueño. No les importa equivocarse, es parte del proceso de emprender.
Sin embargo, no se puede decir que este retrato sea muy común en el entorno empresarial español. Son más los que ejecutan, sin ni siquiera ser conscientes de su rol, que los que piensan o crean. Y la empresa y la sociedad, necesitan urgentemente personas creativas, con ganas de resolver los problemas, cada día más complicados, a los que nos enfrentamos. Personas, capaces de asumir riesgos y liderar el cambio. Se necesitan más “Design thinkers”, como afirma Roger Martín en su último libro “The Design of Business”.
El diseño es una disciplina, que la mayoría de las veces se liga únicamente al plano estético. Esta visión es necesaria y fundamental para diferenciar productos y servicios, y hacer que estos conecten y enamoren a sus distintas audiencias en una economía de experiencias. Pero se trata de una mirada insuficiente.
El diseño también tiene una dimensión estratégica, imprescindible para que cualquier producto, servicio o negocio tenga éxito. Esta dimensión está orientada a la búsqueda de la innovación. Crear desde la necesidad y no desde la posibilidad, centrándonos en lo que el usuario o cliente realmente necesita, para sólo desde ahí, crear valor. Porque lo contrario, tal y como se ha demostrado, no tiene sentido. Innovar pensando en las personas, en las organizaciones, en la sociedad…un concepto un tanto en desuso.
Se trata de combinar el pensamiento analítico que todos tenemos interiorizado por la educación y formación académica que hemos recibido,basado generalmente en la prueba de hechos, con el pensamiento creativo, que caracteriza a los emprendedores y profesionales de disciplinas más humanistas y que se centra más en la parte de crear, imaginar y visualizar.
Es lo que se conoce como “Design thinking” o “pensamiento de diseño”, un proceso de innovación que aboga por la colaboración de profesionales de diferentes disciplinas, sectores e industrias, para explorar el futuro desde la observación y la empatía, con el objetivo de generar nuevas ideas a través de un razonamiento abductivo y colectivo, porque las ideas son inevitablemente más ricas cuando se co-crea.
Apuesta por imaginar un mundo posible sin las restricciones del pensamiento lógico, testando la innovación en su fase más inicial para minimizar los riesgos y poder comprobar cuanto antes, si se están satisfaciendo las necesidades latentes que previamente se identificaron. Por tanto, errar forma parte del proceso, algo que no cuadra con la filosofía empresarial actual, pero si en la vida del emprendedor, ya que son justo las equivocaciones las que le hacen crecer.
Nunca es tarde para comprobar el poder del diseño como driver de innovación, y más cuando lo que hacías hasta ahora no da resultado. Deja de hacer exactamente lo mismo que siempre o serás incapaz de encontrar nuevos caminos. Recuerda, que ahora más que nunca, el futuro pertenecerá a los que dejen de lado el miedo por arriesgar, cambiar, probar, crear, soñar, imaginar y emprender. Porque innovar y seguir creando valor de manera sostenible, es más sencillo de lo que te imaginas. Conviértete en un “Design Thinker”.
(Artículo publicado en la web de Fundación Telefónica para el ciclo de debates "crear y emprender")