El concepto “diseño” está en la mayoría de las ocasiones infravalorado,reduciéndose al aspecto estético. La profesión, tres cuartos de lo mismo. El diseñador al final para muchos empresarios de este país, es el que “pone las cosas en bonito”. Pero, ¿por qué permitimos que un concepto tan amplio y estratégico no tenga el protagonismo que se merece?
Hoy en día y en mercados sumamente competitivos las empresas necesitan diferenciarse. Es obvio. Hacerlo realidad ya es más complicado, porque no se requiere sólo de la habilidad para conseguirlo sino de la visión para hacer que esa diferenciación merezca la pena, cautive, enamore. Innovar al fin y al cabo.
Pero, ¿por qué hablan de innovación quienes creen conocer todas las respuestas? Quizá parte o mucha responsabilidad recae sobre los profesionales que luchamos día a día por hacer ver el valor estratégico del diseño. Por los mismos que tratamos de hacer ver que la innovación es una actitud, no un palabro de moda. Pero lo que está claro, es que no somos los únicos responsables.
Las empresas saben que están en apuros, y no precisamente por esta crisis, llevan en apuros desde hace tiempo, porque las viejas fórmulas secretas ya no funcionan. Porque los problemas han cambiado, y porque saben que la solución ya no es algo lineal. Hay muchas empresas que si lo pensaran detenidamente, se darían cuenta que llevan años haciendo lo mismo, y como dijo Einstein “no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.
La mayoría se escudan en cifras, estudios de mercado, antiguos casos de éxito, en creencias asentadas por los siglos de los siglos en sus organizaciones y en la famosa frase “esta es la realidad” que bien podría interpretarse por “esto es lo que hay”, y así todos estaríamos más tranquilos, sabiendo que es una contestación diplomáticaen vez de un dogma de fe.
Necesitamos un cambio, un “yes we believe” en el poder del diseño como vehículo capaz de generar innovación, capaz de generar valor, capaz de comunicar ese valor, y capaz de aportar otra perspectiva que hasta ahora no había sido descubierta en la mayoría de las empresas.
Y si necesitamos creer para ver, observemos que pasa fuera de nuestro país, que hacen las grandes marcas, los visionarios. Y por qué algunos lo consiguen mientras otros por más que lo intenten nunca podrán llegar a alcanzarlo.
Apostemos por el diseño. En el plano estético y en el funcional,por supuesto. Pero sobre todo en el plano estratégico. En el diseño como metodología que enmarca todas las actividades relacionadas con una empresa que quiere innovar de verdad y no de cara a la galería, de una empresa que quiere generar valor sostenible, no cubrir unos objetivos a corto plazo, de una empresa que asume que romper las fórmulas y crear las suyas propias es la única forma de ser auténtico.
Bienvenidos al Creative Management.
Bienvenidos al Design Thinking.